viernes, 27 de marzo de 2015

Don Quijote de La Mancha (Parte I)

Obra Maestra que ha hecho que la mitad del mundo hable el castellano. Fue allá por los finales de los 70, cuando enfrascado  en las labores de las armas (Servicio Militar forzoso) me hice un firme propósito: Leer El Quijote.

Casi cada día me leía uno de sus capítulos. En su lectura había un firme propósito: Poder decir que he cumplido con mi labor de buen Castellano (Leer, al menos una vez, en la vida las afamadas aventuras caballeresca del brazo más fuerte que La Mancha ha visto), “No os la doy para que la beséis, sino para que miréis la contextura de sus nervios, la trabazón de sus músculos, la anchura y espaciosidad de sus venas; de donde sacaréis qué tal debe de ser la fuerza del brazo que tal mano tiene”.

2015, es el año del cuarto centenario de la publicación de la II parte del el Quijote. Ante tal fecha histórica, considere oportuno hacer mi pequeña celebración: Leer por segunda vez, haciendo de esta lectura una acción pintiparada a la de aquellos años  en que lo leí en labores de armas.

Creo que decir que aquella primera lectura, es igual a esta otra no corresponde a la realidad.

Don Quijote de La Mancha, andante caballeresco juramentado en un castillo de encantamientos, “prometo mi favor de ayuda, como me obliga mi profesión, que no es otra sino de favorecer a los desvalidos y menesterosos”. Este caballero de la Triste Figura (Sobrenombre dicho por su escudero), pone tan altruista misión en base a sus sesos absorbidos en milesias lecturas, donde el disparate y el encantamiento turbian su visión de la realidad social de aquel entonces, creando entuertos y desventuras al ejercitarse en todo aquello que había leído.

Fue en su segunda salida donde, “un labrador vecino suyo, hombre de bien…, pero de muy poca sal en la mollera , “Decíale entre otras cosas Don Quijote, que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez le podía suceder aventura que ganase en quítame allá esas pajas, alguna ínsula, y le dejase a él por gobernador de ella. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza (que así se llamaba el labrador) dejó su mujer e hijos, y asentó por escudero de su vecino”.

Uno armado caballero en cuentos disparatados “que atienden solamente a deleitar y no enseñar”. El otro hombre sencillo, de vida humilde y de penoso trabajo diario que hacen de su ver un simplismo la vida misma. El uno armado caballeros y el otro nombrado fiel escudero, ambos dos surcan tierras manchegas a fin de resucitar la vida caballeresca.

Salvando  las” jeringoncias” en Sierra Morena (“Quiero, digo, que me veas en cueros, y hacer una o dos docenas de locuras, que las haré en menos de media hora”), para que así de traslado su escudero a su amada Dulcinea, el escenario de aconteceres principal  de este primer libro se sitúa en un Castillo que a todos los demás les parece venta. El castillo o venta es un trasiego de ir y venir de personajes y coincidencias, que entorno a don Quijote y Sancho
Panza traen cuentos y devenires donde todo se hace posible “Y acorriéndose a don Quijote, y a Cardenio, y don Fernando, que todos favorecían a don Quijote; el cura daba voces, la ventera gritaba, su hija se afligía, Maritornes lloraba, Dorotea estaba confusa, Luscinda suspensa y doña Clara desmayada. El Barbero aporreaba a Sancho, Sancho molía al barbero, don Luis, a quien un criado suyo se atrevió a asirle del brazo porque no se fuese, le dio una puñada que le baño los dientes en sangre.” Entremedias de este discurrir aparecen amoríos imposibles y desvelos platónicos entre doncellas y nobles o plebeyos que son llevados en narraciones de bucólica pastoril.

Esta segunda lectura me ha dado una mejor y amplia visión del más grande de los libros jamás escrito “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”. Donde dos figuras inseparables pero antagónicas luchan en un mismo mundo con visiones diferentes. Don Quijote, a veces verborreico en sus palabras de locura, pero en las más sus acciones son puro esperpento que te llevan a la risa y, cuando no, a una visión de una figura, más que triste, lastimosa. Sancho Panza es un escudero fiel, a veces abroncado e incluso relegado a su condición de pertenecer a la escala social más baja de simple escudero; pero será su ingenio, desde la simple visión de la vida y de los hechos, que hace encarrilar a su amo, aunque si bien este fiel escudero le mueve “un ansia”, o
será un antropológico egoísmo de conseguir un rápido ascenso social, ser gobernador de una ínsula. Ambos dos se necesitan, porque los actos del uno fortalecen al otro y viceversa, consiguiendo la perfecta simbiosis, donde cada uno intenta llegar al negocio que les trae todas estas sinsentidos desventuras.
Hoy después de 400 años de la edición de la segunda parte del Quijote, siguen apareciendo quijotes. Quijotes que nos fabrican marfuces historias de aventuras entre escenarios encantados, donde nos fabrican gigantes e ínsulas y sin olvidarla bucólicas narraciones pastoriles; haciendo de todo ello “un negocio en el que le iba la vida, la honra y el alma”,  pero estos quijotes modernos necesitan de discretos escuderos que le hagan superar la fama de aquel andante caballeresco para ellos “alcanzar reinos e imperios, de dar ínsulas, y de hacer otras mercedes y grandezas, como es uso de caballeros andantes,” –donde sigue diciendo Sancho Panza- “que todo debe de ser cosa de viento y mentira, y toda pastraña, o patraña, o como lo llamáremos. Porque quien oyere decir a vuestra merced que una bacía de barbero es el yelmo de Mambrino, y que no salga deste error en más de cuatro días, ¿qué ha de pensar sino que quien tal dice y afirma debe de tener güero el juicio” (Su escudero, Sancho Panza a don Quijote).

En estos tiempo como en aquellos otros, son los más los escuderos que los caballeros, y estos para ser Caballeros han de tener escuderos y como “Hay un refrán en nuestra España, a mi parecer muy verdadero, como todos lo son, por ser sentencias breves sacadas de la luenga y discreta experiencia;” digo “por el hilo del gitano saco el ovillo” o líbrame de las aguas mansas que de las bravas me cuido yo.

No puedo cerrar sin nombrar a Don Miguel de Cervantes Saavedra, nacido en Alcalá de Henares,  que anduvo por mil y un lugar;  donde su andante y afamado caballero recorrió los mil y un rincón de la inmensa Mancha y más. Hoy los restos mortales (al menos algunos) de Don Miguel descansan en el convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid, sin certeza científica pero si antropológica e histórica. Entremedias de todo esto, y desde el derecho simplicista que me otorga esta historia jamás nunca tan bien contada, cierro los ojos y vislumbro bajo la torcía de un candil escribir esta verdadera historia
en aquel apartado rincón de la venta de la Chela (Actual localidad toledana de Villafranca de los Caballeros), mujer de fuerza, carácter y altos pechos. Toda ella era de pura cepa manchega, que armada en armas y brazos en jarra le arrimaba una buena jarra de vino de la tierra de vez en cuando, entretanto, este Manco de Lepanto, bien hizo ilustrar tan desaforadas aventuras caballerescas desde el mismo corazón de La Mancha, Villafranca de los Caballeros.


NOTA: los entrecomillados, son copia literal de la primera parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha.

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lunes, 23 de marzo de 2015

Invernal en los Pirineos



Tras varios cambios, al fin se pone hora y fecha, a pesar de que desde meteoblue, da temperaturas extremas, nieve y ningún sol sobre la Brecha de Rolando.

Los preparativos
El Objetivo es dormir en Torla, puerta del Parque Natural de Ordesa, para desde  San Nicolás de Bujaruelo inicial el ascenso hasta el refugio de Sarradets , donde tras una primera noche, introducirnos en la Brecha de Rolando, cumbrear el Taillón y el Casco, descansar de nuevo en el refugio, para el día siguiente volver a San Nicolás de Bujaruelo.

Desde el primer momento los altos del `puerto de Bujaruelo se encontraban totalmente tamizados de blanquezinas nubes, con cierta esperanza de  encontrarnos unas temperaturas primaveras, seguimos el ascenso. Primero entre senderos hechos riachuelos del deshielo, tras salvar algunos neveros, la caseta de las eléctricas nos da un corto respiro. Aquí el ascenso se vuelve duro y empinado. Si el ir abriendo huella hace dificultoso el ascenso, su inestable solidez va provocando incómodos hundimientos que obligan a tirar de cuádriceps.

Al fondo Puerto de Bujaruelo
Puerto de Bujaruelo, hacia abajo nos deja un tremendo valle  de fondo despejado y soleado, y a partir de aquí, tras alguna inquietante duda, nos ofrece un nuboso muro en el que decidimos adentrarnos en sus espesuras, abandonando cualquier tipo de referencia y dejando como única guía el imprescindible gps.

La extraña sensación de ir andando en paso casi ciego nos invade, al limitar la visión a escasos metros, intuyendo que sobre nuestro margen izquierdo sólo nos ampara una empinada bajada, hace que la prudencia en el andar sea lenta y aseguradora.

A la derecha  sensación de impresionantes paredes a la izquierda infinitas bajadas. En un instante un objeto oscuro inicia un rápido descenso que rápidamente se pierde en la  espesura de la niebla ¿Qué es? ¿De quién es? ¿Cómo se ha caído?. Quizás algún día, otro tendrá en sus manos una navaja multiusos que a buen seguro guardara como gran tesoro.

La extraña sensación de andar entre la espesura de la tinieblas ralentiza el tiempo de paso, aumenta una sensación de lucha en la cabeza, para entender que lo único seguro son los tres pasos que te separa del que sigues.

La nieve en polvo ha ido en aumento, pocos han sido los momentos en los que una capa de nieve consistente asegurará nuestros pasos, Así y sobre las 15,30 horas
Cramponeados
estamos a pie del collado de Sarradets, a la derecha se sitúa una infranqueable pared y al fondo… no se logra ver absolutamente nada. Iniciamos el ascenso del collado. La nieve en polvo no facilita el ascenso. Los camprones nos entran hasta la rodilla, las raquetas se muestran inseguras,… es el momento de decidir.

No ha dejado de caer una fina nieve, que aunque va borrando nuestras huellas, todavía, ténuemente, nos marca la vía de salida. Lentos, pero sin pausa, iniciamos un regreso  pesado pero con la certeza de que es lo que debemos de hacer, porque no estamos obligados a más.

Fuimos tres: Roberto, Bienve y Julián. Regresamos tres para contarlo.
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jueves, 19 de marzo de 2015

19 de marzo


Paseando por Lagunas de Villafranca de los Caballeros

Puesta de Sol en las Lagunas de Villafranca de los Caballeros

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lunes, 16 de marzo de 2015

Nieve entre las zapatillas


Mil y una información, así es el continuo de una gran ciudad, sin embargo, a veces, la ciudad te ofrece a tiro de piedra un espectáculo único, que sólo requiere algo de ti. ¡¡Ganas!!.

Con el tiempo adquieres la facilidad mental de espulgar, las mil y una información, para quedarte con las justas y necesarias para tu devenir diario. El hecho de que se haya convertido en hábito, no significa estar exento de esfuerzo y cansancio. La `prueba es que si por un casual, esa “mochila” tienes ocasión de descargarla, el paso se convierte en algo más vivo, alegre y despreocupado.

Buscar la ocasión y romper lo cotidiano, te dan oportunidades únicas, y a veces sólo están a tiro de piedra de la gran ciudad. Espacio y aire, un lugar donde la grandeza de la montaña se hace más inmensa, si cabe, al calzar unas zapatillas y correr, porque el correr te traslada por lugares inigualables.

Así todo ocurrió la tarde de un  4 de marzo de 2015, donde el pico de Peñalara no resistió a nuestro esfuerzo entre nieve “papucha”, en la que a cada zancada nos ofreció un espectáculo inigualable.

¡Ven! ¡Corre! y lo verás.

Nota de interés: No olvides llevar unos calcetines y zapatillas para los despueses. ¡Ah! y la comida para las 9,00 horas tarde-noche, no hay otra.

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lunes, 9 de marzo de 2015

Correr

Envuelto en capas, a modo cebolla, iba pataleando mi circuito habitual. Por cada resquicio que dejaba mis ropas, por ahí, con interés y ganas se colaba con poderío  el frío. ¿Cuántas son las veces que pienso? Para  que salir a correr hoy con la que está cayendo, pues quizás mañana sea otro día.

Porqué elegir hoy, para correr entre las condiciones más duras, si mañana serán mejores. Aquí está la clave del correr: Hacer del correr una rutina y con ello conseguir un hábito intrínseco a tu yo. En fin tener la capacidad de imbricar el filosofar del doble Yo (el mental y el físico) para arrastrarlo hacia tu equilibrio perfecto.

Para que todo esto, si a lo que me quiero referir es la simpleza  del correr. Es decir la actividad más insulsa y sin sentido, aquella que en otro tiempo  no se le encontraba una lógica explicación.  Entonces éramos cuatro más el del tambor.

Si alguna vez tuve que echar una mano en las tareas del campo, porque provengo de gente de campo, pues parejo a las viandas iba el macuto deportivo, para finalizado las tareas, tirar de zapatillas e ir para el pueblo.

Más tarde y especializado en el correr popular, aprovechaba mi ir y venir de la ciudad al pueblo, para bajarme del tren unos kilómetros antes, Villacañas o Alcázar de San Juan, coger carretera y manta y ¡Alé! Para Villafranca de los Caballeros corriendo. Otras y aprovechando los días de asueto de Semana Santa me metía en penitencia un Villafranca, Herencia, Alcázar y Villafranca, A veces hasta deseaba este circuito por disfrutar de compañía que bien me acompañaba en bicicleta.

Mucho y demasiadas cosas han pasado desde entonces, pero de todo ello me quedo con lo que después de tantos cambios, circunstancias y el inexorable paso del tiempo me ha dejado: Seguir corriendo.

Ahora no estoy sólo, ahora no soy un extraño, ahora no es una locura, … ahora es… ¿un fenómeno de masas?.  Tal vuelco ha dado esto del correr que, después de aquellos maravillosos años locos del correr sólo, hoy me atreva a filosofar, mientras voy corriendo,  en este  “tiemporamental” día de perros.


He dicho rutina, he dicho hábito e incluso doble Yo para con esto filosofar, cuando sólo quería decir “tirando del hilo se saca el ovillo” o “dime como corres y te diré quien eres”, así pudo ser que a lo lejos, Juanan me diera un bocinazo y entre alegría de vernos, allende los mares de más allá de nuestro Terruño, me dijera –Te he visto a lo lejos, pero por la forma de correr sabía que eras tú-. Yo iba trontoneando enfundado cuerpo y cabeza, porque frío hacía un poco bastante, pero claro aunque “la mona se vista de seda mona se queda”.

NOTA: De estos tiempos de atrás, donde el viento y frío mandaban. Las fotos corresponden con el Camino de Santiago 2014.

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martes, 3 de marzo de 2015

Donde la montaña decide


¡Ansiaos!, unos más, otros menos, por una causas o por otras o por ninguna, el caso es que  nos juntamos doce para aprovechar la benignidad que se anunciaba para el fin de semana.

Si en el estacionamiento de la Barranca arreciaba un cierto viento soportable, la cumbre de la Maliciosa se mostraba con un fondo imponente y despejado. Sólo era subir, pisar nieve y ver vistas de altas cumbres.

Cramponeados, por fin todos, comenzamos a tomar  presto el collado, mientras un despliegue táctico de nubes y nieblas bajas, nos "arrodean" por la retaguardia, sigilosamente entran desde la Bola.

Prisas y ritmo diferentes cuartean el grupo, al fondo la Mali escondida entre ráfagas de intermitentes bandas de nieblas, que parecen darte un respiro de referencias. 

Es simple estratagema de añagaza, que busca aglutinar para lanzarse en gigantesca furia.

Con zarpazo certero toman las cumbres y rodean las alturas, tal argucia borra las referencias generando dudas y temores, al mismo tiempo tentáculos despavoridos de ventiscas azotan por doquier, tratan de diezmar al aturdido ejercito invasor.

El crujido rompiente del hielo-nieve rompe el murmullo silencioso.

 Si entre dos puntos su línea recta es la distancia más corta, ante esta tenaz batalla de nieblas en las cumbres la dirección precisa es entrar en bajada.


¡Claro!, si Fran tira de gps y en un respiro volvemos a contar: uno, dos, tres,…..y doce ¡Estamos todos!, seguimos la línea que nos devuelve a nuestro destino.


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